Un
hombre se acercó a un sabio anciano y le dijo:
-
Me
han dicho que tú eres sabio...Por favor, dime ¿qué cosas puede hacer un sabio
que no esté al alcance de las demás personas?
El
anciano le contestó:
-
Cuando
como, simplemente como; duermo cuando estoy durmiendo y cuando hablo contigo,
sólo hablo contigo.
-
¡Pero
eso también lo puedo hacer yo y no por eso soy sabio!, le contestó el hombre
sorprendido.
-
Yo
no lo creo así, le replicó el sabio. Pues cuando duermes recuerdas los
problemas que tuviste durante el día o imaginas los que podrás tener al
levantarte. Cuando comes estás planeando lo que vas a hacer más tarde. Y
mientras hablas conmigo piensas en qué vas a preguntarme o cómo vas a
responderme, antes de que yo termine de hablar. El secreto es estar consciente
de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del
milagro de la vida.
Reflexión:
Como
apuntaba el sabio, puedes estar convencido de que tú vives el día a día, pero
una mirada más profunda puede delatarte. Observa cómo es relativamente fácil
sorprenderte a ti mismo alejándote del momento presente. El ritmo vertiginoso
te empuja a tener que realizar muchas acciones y sin darte cuenta acabas
llevando a cabo diversas tareas la vez. Puedes que ni siquiera te hayas dado
cuenta, así que esté podría ser un buen momento para centrarte en el aquí
y el ahora.
Parece
mentira, pero sólo existe el momento presente, el instante presente, o mejor,
nuestra conciencia de la existencia en ese instante tan breve que ni tan si
quiera es cuantificable, porque cuando nos percatamos de él, ya ha pasado.
Diría
que el aquí y el ahora es la presencia que se hace consciente de sí.
Simplemente, nuestra conciencia del Ser. Nos identificamos con lo que creemos
ser, pero no somos nuestro nombre ya que eso solo sería como una etiqueta, ni
nuestro cuerpo, que aunque no queramos, esté cambia continuamente; ni tan
siquiera somos las ideas que nuestro pensamiento crea sobre nosotros mismo,
ideas que a veces nos hace sentir tan volubles como una pluma al viento. Podría
decir que somos, simplemente, presencia, consciencia. La presencia que se da
cuenta de que uno piensa, siente, vive, es. Esa presencia tan pura y tan
simple, tan desnuda y esencial, tan obvia, que la acabamos por obviar, por
olvidar.
La
vida y todas sus posibilidades se encuentran concentradas en toda su potencia
en el presente, aquí y ahora y se crean desde ese centro, desde ese Yo Soy.
Se
le preguntó al sabio anciano:
-
¿Cuál
ha sido el día más especial de su vida? ¿Y quién fue la persona más importante?
-
El
día más especial de mi vida es HOY- respondió-. Y la persona más importante es
con la que ahora estoy hablando.
Montse Parejo
Psico-Oncóloga
No hay comentarios:
Publicar un comentario