Érase una vez en un pueblo, un anciano que se le
conocía en todos lados por ser muy sabio, era tan sabio que las personas que
tenían una pregunta sobre cualquier tema iban a buscarlo y siempre les daba la
respuesta correcta a sus inquietudes.
Un día un hombre envidioso de la fama del sabio
decidió jugarle una trampa para acabar con su reputación y hacerlo quedar en
ridículo así que se le ocurrió coger un canario en su mano y meter la mano en
una caja para que el sabio no pudiera ver. Le preguntaría al sabio si el
canario que estaba en la caja estaba vivo o muerto, si el sabio respondía que
estaba vivo el lo aplastaría y lo sacaría muerto, y si por el contrario
respondía que estaba muerto lo sacaba vivo y de cualquier forma el sabio se
equivocaría.
Muy emocionado le contó a algunos vecinos que al
día siguiente al medio día iba a demostrar que el sabio no era tan sabio como
todo el mundo creía y estas mismas personas se encargaron de correr la voz y
enterar a todo el pueblo.
Al siguiente día una muchedumbre curiosa y chismosa
estaba enfrente de la puerta de la casa del sabio, el hombre toco la puerta y
abrió con la sonrisa que siempre lo caracterizaba, miro a todos los que estaban
presentes a los ojos y dijo “hijo mío, ¿en que puedo ayudarte?” a lo que el
hombre contesto “Señor, se dice que eres muy sabio y todo lo conoces, he venido
a probar eso y sólo necesito que me respondas a una simple pregunta… ¿el
canario que está en esta caja está vivo o muerto?”.
El anciano se quedo pensativo y respondió: “la vida
de ese animal esta en tus manos hermano, si tu quieres que viva o si quieres
que muera esa es tu decisión y responsabilidad”.
El hombre quedo asombrado al ver que no pudo
engañar al viejo y se dio cuenta que ese anciano era el hombre más sabio del
mundo.
Reflexión:
Tal como en el cuento, tu vida y tu futuro dependen
solamente de ti, si quieres dejar vivir tus anhelos y deseos más profundos o si
los dejas morir, solo depende de una persona: de ti mismo.
Si quieres algo en tu vida sólo dependerá
de ti conseguirlo pero para conseguirlo tendrás que dedicarle tiempo,
dedicación, esfuerzo, sudor, lágrimas, etc., para que aquello que se desea se
haga realidad, sino seguirá siendo solamente un sueño.
“La gente que dice que la vida “no vale la pena” están equivocados,
porque lo que realmente están diciendo es que no tienen metas que valen la
pena. Fíjate una meta por la que vale la pena luchar sin parar. Siempre ten una
lista de metas por lograr, cuando completes una, sigue con otra”. (Maxwell
Maltz).
Montse Parejo
Psico-Oncóloga